Hacia El Primer Encuentro Mundial de Ignorares

lunes, 25 de octubre de 2010

PANCHÓN EL FENÓMENO

Y todo por el bendito circo ese, ¿cuándo se acabarán?, sino hubiera sido por él, yo cargaría mi cruz tranquilamente, y tú sabes que yo no tengo la culpa de que él haya nacido así, todos tenemos debilidades del cuerpo. Tú bien lo sabes, señor.

Hacía ya tres meses que el circo había llegado con su alboroto al pueblo, tres meses de las primeras angustias, porque siempre sucedía lo mismo, cada vez que llegaba uno de estos circos que se dedicaban a recorrer el mundo de pueblo en pueblo, con su carga de fantasía, de asombro, como lo anuncia con su voz de campana el animador.

Muy buenas noches señoras y señores, damas y caballeros, niños y niñas, público presente. Tienen ustedes el inmenso placer de contemplar por primera vez en el mundo, el prodigioso espectáculo que trae para ustedes esta noche y para que no se les olvide jamás, el gran Circo Razzore.

Después las fanfarrias y el desfile por la arena de los payasos, que de entrada ya estaban haciendo reír a la gente, las deslumbrantes amazonas: las hermanitas Velásquez, traídas desde México lindo y querido, el hombre de goma, la mujer araña, la gorda más gorda del mundo, los equilibristas: los cuatro hermanos Francois, directamente desde Francia, desafiando la muerte en las tensadas cuerdas y así, los elefantes y osos amaestrados, el domador de tigres, el gran mago Godino, conocedor de todas las magias del mundo, para deleitar a grandes y chicos.

Por eso, por la magia, fue que pasó lo que pasó con Panchón el fenómeno, deberían prohibir la entrada de los circos al pueblo, porque eso es un peligro, ahí tienen, vieron ustedes lo que pasó, pero que va, en este pueblo nadie coge escarmiento. Ni siquiera las autoridades, esas menos, empeñadas como están con la vaina de la guerrilla, con el cuento de que van tomar y acabar con el pueblo, qué guerrilla ni qué guerrilla, el circo, el circo y la compañía, esos son los que van a acabar con el pueblo.

Las segundas angustias comenzaron una semana después de la llegada del circo, cuando recogieron una a una toda la carga de ilusiones, luego que anunciaron la última grandiosa función, cuando sólo quedó el polvero, desapareciendo como el último acto de magia de los destartalados camiones, que quien sabe cuando volverán al pueblo si es que antes no se los traga el océano, porque según cuenta Juana, la del Manteco, que a todos los circos se los traga el mar, porque esa gente no es normal, como va a ser normal una gente que tiene que tomar azogue para hacer todas esas maromas que ellos hacen.

Nadie hasta ahora ha podido explicar como es eso de que los circos se roban a la gente, pero se tiene certeza de que es así. Por eso que cuando al circo lo anunciaba el taranto del pueblo, el que se había asignado la tarea de alertar a toda la gente desde el puente del río hasta el camino de la montaña que va a Puño de Oro, sobre cualquier acontecimiento no cotidiano, llámese este circo, alianza para el progreso, (llamada por él «la leche e pobre»), guerrilla, o la camioneta de la Creole que pagaba a los obreros en los taladros. Cuando el loco anunciaba la llegada del circo, se producía un gran revuelo en todo el pueblo y se guardaban las gallinas, los perros, los burros y sobre todo los muchachos. Lo seguían los perros realengos, los muchachos dejados y los valentones y detrás de todo el polvero las miradas ávidas en las hendijas, los deseos de quién estuviera allí, quién fuera circo, quién mujer trapecista, quién el gran masiste el hombre más fuerte del mundo, quién el hombre de goma, quién quitara esta puerta para mirar sin miedo el asombro.

A Panchón también lo agarró ese desbarajuste, así dijeron los adultos del miedo, los que lo vieron por última vez, cuando llegó el circo.

Dicen que se lo llevaron, como se llevan los encantos y duendes a la gente, como se llevaron a Pausides el de Guatamaral, el que cazaba por El Zamuro y Puño de Oro, pero Alejandra la de Perucho dice que no, que ella vio con sus propios ojos, los que se han de tragar la tierra, como lo esposaron, como le dieron golpes a ese pobre hombre, y como se lo llevaron escondido en un jeep del ejercito, pero como ni los encantos, ni los duendes se defienden, quién puede decir que no fueron ellos.

Pero a Panchón si fue verdad, a ese si se lo llevó el circo, el circo, el circo. El culo de una trapecista ese fue el que se lo llevó, por eso es que yo digo y repito, esa gente lo que trae es mala costumbre al pueblo, lo que es ese bendito circo y la compañía tienen azotado al pueblo, por lo menos el circo se fue pero ¿y la compañía?, que hasta que no nos exprima el último huesito no se va a ir de aquí .

Pero que culo, ni que nada, que se va estar fijando ese pobre loco en nada de eso, fíjate bien como es, nació con la cabeza cuadrada, las manos y los pies son más grandes de lo normal y pa rematar pegadas como si fueran las de un pato, por eso es que lo llaman el fenómeno ¿pero y no tiene ojo y de aquello? ¿tu crees que no siente? ese podrá ser taranto y todo pero siente, ahí donde tu lo ves, siente, según dicen y a mi no me lo creas, él y que era el resbaloso, carajo chicha tu si crees en vainas, como va a ser ese el resbaloso, fijate que ni correr puede, para mi el tal resbaloso, no es más que uno de esos que come ajeno.

Marcelino, el tío de Nicasita, dice que lo vio en La Cruz de la Paloma cuando el circo se presentó, lo tenían encadenado en una jaula y lo mostraban como el engendro más feo del mundo, traído directamente desde Tailandia.

Nicasita, cuando Marcelino no estaba cerca decía que a Panchón lo picaron en pedacitos para echárselo a los leones, lo juro por mi madre, porque dime tú, qué carne le iban a echar a esos animales si todo el mundo tenía sus burros bien cuidaos, aja, dime.

Cuando Panchón dejó de ser comidilla y Fedora casi se resignaba, apareció por la esquina de El Cumanés el loco, gritando: ahí viene Panchón, ahí viene el fenómeno y está vivito.

Según cuenta Mili el trinitario, lo que pasó es que el mismo día que llegó el circo, Panchón estaba en el botiquín de Natividad bebiendo lo que le daban y ya rascao agarró fue el camino de Maturín, y allá se perdió, eso fue todo. Lo que pasa es que este es un pueblo muy chismoso y hasta que no le ven el hueso blanco a uno no lo dejan quieto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario