Hacia El Primer Encuentro Mundial de Ignorares

lunes, 25 de octubre de 2010

LA NARRACIÓN ORAL ESCÉNICA EL PROPIO EMBUSTE

Primero fue Joseito el de Petra quien empezó con la marisquera de que eso era una discutidera pendeja, que ni aquí ni en Pequín se podía andar inventando nada que no fuera la realidad y pidió más cerveza, mientras mi compadre Gino se puso a explicarle como si supiera mucho de eso, toda la relación entre literatura oral y literatura escrita, entonces Pedrito dijo que mi compay estaba borracho y que ya lo tenía arrecho con eso, vamos hablar de mujeres que esa vaina si es buena y todo el mundo ahí riéndose y más cerveza, que vivan los intelectuales y Joseito otra vez que a los intelectuales me los paso por el forro e las bolas arréchese quien se arreche pero nadie se arrechaba porque todo el mundo lo que hacía era beber y reírse del mismo Joseito que estaba más rascao que el coño, hasta que se paró José Véliz y se montó sobre la mesa y dijo que el iba a recitar un poema y todo el mundo a tirarle peos y bájate de esa mierda y entonces como nadie le paró dijo que iba a ser como Joselo y le dio un solo templón al mantel y se cayeron los vasos y las cervezas y todo eso y aquel gentío aplaudiendo menos el mesonero que se arrechó de verdad y dijo que le pagaran y que se fueran pal coño y César Chirinos y Romer Urdaneta lo único que hacían era reírse y nos fuimos por la Avenida Bolívar caminando como en un tropel y hablando más que unos loros, y el chivo Salinas viéndoles las nalgas a una carajita que andaba con Joseito y Joseito lo pilló y le dijo que si era que quería cogerle a la mujer y el chivo explicándole la relación entre vista y nalga y como éstas atraían y total que todo el mundo risa otra vez, pero el chivo Sevilla no le gustó la vaina porque el era muy amigo del otro chivo y convidó a Joseito a caerse a coñazos pero Armando se metió en el medio y no los dejó pelear, entonces nos invitó donde León a que nos tomáramos otras cervezas y que además eran más baratas y estaban bien frías y nos fuimos para la taguara de León y allí nos encontramos con el gato Quevedo y después del poco de abrazos nos pusimos él y yo a escribir poemas a todas las mujeres que pasaban por el bulevar y a reírnos de las pendejás que le escribíamos y entonces llegó una caraja que el Gato le había escrito un poema y se sentó con nosotros a beber y nos explicó que ella estaba allí esperando a su novio pero como no había llegado y en eso llegó el novio que era un suizo y también se sentó con nosotros y nosotros dale a la lengua y estando en eso fue que el Gato se puso a hablar de los gringos y los europeos, porque primero el suizo dijo que nosotros los latinos éramos unos flojos y que no habíamos prosperado y todo ese poco de pendejadas que siempre se dicen y el Gato le dijo que todos los europeos y los gringos eran unos ladrones y más que todo los suizos que escondían y vivían con los reales que los empresarios y gobernantes de nosotros guardaban en las cuentas secretas de los bancos de Suiza y por ahí se fue hasta que el suizo se arrechó y le dijo a la caraja que él se iba y que si quería irse con él, entonces la caraja le dijo que no que mejor ella se quedaba con nosotros y nosotros pura risa y cerveza y después la tipa que ella estudiaba derecho y qué dónde estudiábamos nosotros y nosotros que en ninguna parte y dónde trabajan y nosotros que en el aseo urbano y la tipa que ustedes son unos embusteros y nosotros risa hasta que la caraja se paró y se fue y nosotros otra vez risa y cerveza y la tipa se regresó y se sentó con nosotros y le dijimos la verdad pero tampoco nos creyó y ya no le paramos más a esa jodedera por que nos dimos cuenta que la tipa quería era salir con nosotros porque regresó con otra amiga y entonces nos pusimos serios y en eso me despertó José Véliz que vámonos poeta que van a cerrar el botiquín y hay que pagar y yo que tengo que ver con esto, usted me invitó y usted paga, pero siempre que aquí tengo doscientos bolos y usted ponga el resto que ya no tengo más y otra vez a cojer la calle y a pasar la pea y a cantar rancheras y pasajes con mi compadre Gino y José Véliz que fuimos los únicos que nos quedamos en el botiquín y después José Véliz risa porque el Chivo Salinas se fue con la mujer que andaba con Joseito y el Chivo Sevilla tuvo que llevar a Joseito para su casa porque éste se andaba cayendo con una sola pea.

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