Hacia El Primer Encuentro Mundial de Ignorares

lunes, 25 de octubre de 2010

EL RECUERDO DE MARÍA QUE ERA UNA NIÑA MUY DULCE

A decir verdad María era una niña como cualquier otra, tenía dos ojos y en medio de cada ojo una parapara relucientemente negra.

Tenía una sola nariz y en ella dos huequitos chiquiticos como las puertas de las casas de las hormigas. De su pequeña cabeza de siete años se desprendían un sin numero de finísimos cabellos que de lo tímido que eran se enroscaban para que nadie les preguntara que de dónde eran o de dónde venían, pero se enroscaban tanto, que la gente pensaba que eran granos de pimienta de lo negrito que se ponían.

Además de eso, María tenía una boca y en ella dos labios del color de la patilla cuando está madurita y unos dientes blancos, pero dos de ellos, los del centro, eran un poco más grandes y según dice la gente que fue que se los cambió a un conejo por un manojo de hierbas, porque ella decía que los dientes de ese conejo y que eran muy bonitos.

Bueno, de acuerdo a nuestro cuento, María era una muchachita como todas las muchachitas de los cuentos, con la diferencia de que, a María le gustaban mucho los dulces y se pasaba todo el día comiendo dulce y dulce y dulce de todos los tipos, de todos los tamaños y colores, tanta era su manía que cuando veía una nube la confundía con un algodón de azúcar y le pedía a su papá que se la bajara y como su papá era tan consentidor iba y le bajaba la nube y María se comía muy contenta aquélla nube y le pagaba a su papá con un beso tan dulce que enseguida las hormigas hacían una casa en el cachete del papá de María.

Cierta vez el papá de María no se encontraba en la casa y María no tenía dulces que comer y como estaba totalmente desnudita se puso a verse el dedo gordo de uno de los pies y lo confundió con uno de esos caramelos que son bien gorditos y sabrosos, así lo fue imaginando hasta que como pudo se agarró el pie y se pasó la lengua por el dedo y lo sintió sabroso, le sabía a chocolate y empezó a comérselo con mucha alegría hasta que se lo comió todo, entonces empezó a comerse todos los dedos del pie hasta que se los comió todos y después fue comiéndose el pie y mientras más comía, más sabroso le parecía hasta que se comió toda la pierna y enseguida comenzó a comerse los dedos del otro pie y así hasta que se comió la otra pierna pero lo más interesante era que cada pedazo que se comía tenía un sabor distinto, tal vez era por eso que no se cansaba de comer. Así se fue comiendo y comiendo hasta que sólo le quedaba la cabeza entonces se comió toda la parte de arriba de la cabeza y la parte de abajo quedándole únicamente los dientes, entonces los dientes de arriba se comieron a los dientes de abajo y los dientes de abajo se comieron a los dientes de arriba y sólo nos quedó el recuerdo de María que era una niña muy dulce.

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